Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente

domingo, 29 de junio de 2008

Al borde del fuera de juego


En mi cocina hay un reloj en el que intenta avanzar el segundero, pero no lo consigue, y así lleva muchos, muchos meses. Me he cansado de cambiarle la pila, no es eficiente.
No marca la hora, no avanza, pero el segundero no deja de vibrar día tras día, en unas agonizantes nueve menos veinte.
¿Y si un día alguien llega y decide que no somos eficientes?
El tiempo pasa tan rápido al rededor mío, que noto como me despeino, a pesar de permanecer a la espera de ver avanzar mi vida.

miércoles, 25 de junio de 2008

A pesar de todo


No me canso de oler los tilos, no me canso de salir del trabajo cuando todavía hay luz, no me canso de los verdes jardines, no me canso de los helados, no me canso de las faldas cortas, no me canso de las terrazas de las cafeterías, no me canso de las risas de los niños, del corretear de los perros, de las sábanas tiradas a un lado de la cama por las mañanas.

domingo, 15 de junio de 2008

Otra vez soñando


Y miras y no sabes qué ver, lo que todos ven o bien dejas volar la imaginación y contemplas cual visión transcendental cómo sería el futuro, como sería tu futuro. Pero la nube tal cual llega, se va y sólo era éso, una nube. El futuro está en blanco.
Unos días quieres ser optimista, otro días no te preocupa.

jueves, 12 de junio de 2008

Hoy


Si no pienso, no sufro, pero ¿existo?
Paso por delante de tilos en flor, mas su aroma no me alcanza. Las nubes teñidas de rojo me anuncian el anochecer, pero no me siento invitado. Pequeñas aves planeadoras realizan picados al rededor mío, mas no me rozan.
Me siento cual murcielago que bracea ciego a la luz de una luna embrujadora.

martes, 10 de junio de 2008

Metanálisis


100. Cien entradas publicadas en el blog, cien horas, miles de latidos.
Las noches continuarán cayendo al abrigo de mi vieja bata, junto a mi ventana, atendiendo al susurro de los ruiseñores y a la caricia de la brisa nocturna.

domingo, 8 de junio de 2008

Adios...


Un día el otoño llega para un viejo amigo y ves como se van marchitando sus hojas, como se adelgaza su rostro. Notas en su cara la agonía; en sus ojos, la desesperanza; en su lamento, la despedida.
Notas en tu cara esa mueca de infelicidad, esa humedad deslizándose por la mejilla, ese escozor en los párpados.
Y te quedas solo, solo con su tumba, ese lugar que deseas olvidar...

¿Dios aprieta, pero no ahoga?


La vida puede ser agria, sentar mal, ¿es la vida o es cómo la interpretas?
Un día te puedes sentir bien, al siguiente muy mal. Se van sumando los ladrillazos y echas la mirada arriba y clamas: ¡Dios, por qué me haces a mí ésto!
No sé si Dios es un cachondo mental o si, sin comerlo ni beberlo, se ha de encontrar con la disyuntiva de dejarte al libre albedrío o soltarle un agujero a tu cinturón.