Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente
lunes, 17 de noviembre de 2008
Sintiendo el tiempo
Últimamente no avanzo en trabajos pendientes, los dejo aparcados a la espera de inspiración, de ganas, como si ahora me mereciese un descanso, con miedo al tiempo que durará esta necesidad.
A pesar de ésto, tengo la sensación de que siempre tengo muchas cosas que hacer y mientras hago una, planeo cuál de las siguientes es la más apropiada para continuar.
Cuando llego a un semáforo, el hombrecito verde siempre camina deprisa, si voy en coche el semáforo siempre está en ámbar.
Sin embargo, a veces me meto debajo de la tormenta de aguas templadas y las prisas se pierden y el tiempo se volatiliza sin pedir permiso.
Sin embargo, con cierta frecuencia me duermo sin pensar en levantarme, haciendo desaparecer la pesadilla del despertador.
Lo que más me gustaría sería perderme en unos ojos verdes que conozco, sin relojes, sin horas, sin tiempo.
domingo, 2 de noviembre de 2008
Un sabor difícil de olvidar
Hoy el rojo de las hojas de los árboles de enfrente de mi ventana es más intenso; el gris de las nubes del cielo parece más luminoso; el verde de los jardines es más verde; los campos de cereal parece que comienzan a nacer; el frío se ha transformado en calor; todo a mi alredor desprende un agradable aroma; todo hoy brilla un poco más.
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