Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente

jueves, 20 de septiembre de 2007

Tacita de oro


Nada más llegar se percibe la sal, la humedad; paseo y miro hacia el fondo de tus estrechas calles, admiro tu herencia fenicia y romana, me pierdo en tus playas. Me enamoro de tus anocheceres, de tu gente, de tus flamencos, de tus azucenas, me enamoro de ti.

Respirando profundo


Voy corriendo un día más por la playa, mis pies acarician la arena, golpean la gravilla y las piedrecitas, las olas me acarician los tobillos, el sudor y la humedad hacen que la camiseta se me pegue al cuerpo, el sol se oculta delante mío, estoy volviendo, volviendo a mi casa, estoy partiendo aunque todavía esté aquí. Disfruto del ruido de las olas, de los últimos rojos, amarillos y violetas. Me doy un último baño en las aguas ya oscuras, un baño corto, la oscuridad y las aguas revueltas me impulsan a salir, a buscar la ducha.