Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente
domingo, 23 de marzo de 2008
Regresando a ninguna parte
La carretera está ligeramente húmeda, dos carriles para cada sentido, rodeados por una verja. Algún pajarillo se aparta de mi camino in extremis, un aguilucho permanece estático sobre la valla, cabizbajo, con las plumas despeinadas y húmedas. Dos perdices atraviesan acrobáticamente la carretera, cual cazas. Las bandas sonoras me recuerdan que mire hacia delante, la luz del día difumina mi concentración otrora nocturna.
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3 comentarios:
¿En ninguna parte nieva? Moooooola ^^. Si es así yo quiero ir. Total, ya me he cansado de buscar el barrio de la alegría, lo mismo en ninguna parte no se está tan mal después de todo...
Besos desde otra parte, más al sur ;)
El barrio de la alegría... sí, quizás es un mito, hay barrios mejores y peores, pero todos pueden ser tristes.
Sí, en ninguna parte nieva, pero después de nevar, los operarios públicos echan sal a las carreteras para poder circular y, si para de nevar, la nieve desaparece. De todas formas estás invitada, aunque el sur parece más atractivo en los mapas del tiempo.
Ah, pero... ¿vives en ninguna parte?
Aquí lo máximo que cayó una vez fue una granizada tremenda. Pero creo que no era nieve... No lo sé ciertamente porque como no la he visto... Recuerdo que subí a la azotea a curiosear cuando escampó. Era... como si hubiese abierto la puerta del congelador. No sé... creo que no era nieve...
Cuando estaban haciendo el puente peatonal que lleva a bahía sur, pusieron provisionalmente uno hecho a base de andamios (o eso me parecía a mí que eran). Y con el frío se formaba una especie de escarcha que no veas cómo patinaba. También echaban sal, sí. Pero servía de bien poco... jajajaja. Que una vez cuando iba cuesta abajo no me maté de milagro... y encima agárrate a la barra esa del andamio que era más estrecha y más inestable que... en fín...
En el sur el tiempo está pa que le den morcillas (dicho sea de paso). He estado en bikini en la playa en febrero (vale, con el pantalón del chandal, pero en bikini) y ahora que se supone que estamos en primavera hace un frío de mil demonios. Vaya nochecitas la del Jueves y la del Viernes Santo... Con el abrigo más largo que tenía, con los guantes y la bufanda hasta las orejas... ¡Y seguía muerta de frío!. Y hoy, salgo a ver el Resucitado por la mañana y casi me derrito esperando a la Experta frente a su casa... Sostengo la teoría de que de prolongarse esta situación en el tiempo, un día va a venir un cataclismo de esos raros y nos vamos a ir todos a hacer puñetas allá donde se fueron los dinosaurios jajajajajaja.
Así que si algún día dejo de comentar por aquí no te sorprendas jajajaja
A ninguna parte no sé si llegaré, pero a Madrid igual voy en abril. Igual. Aún no es seguro. Cuando hay que coordinar con más de uno ya sabes lo que pasa...
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