100. Cien entradas publicadas en el blog, cien horas, miles de latidos.
Las noches continuarán cayendo al abrigo de mi vieja bata, junto a mi ventana, atendiendo al susurro de los ruiseñores y a la caricia de la brisa nocturna.
Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente
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