Pesa, pesa mucho. Tus piernas fuertes permanecen firmes. Tu espalda joven permanece erecta. La rabia inunda tus brazos y crispa tus manos. Tu respiración forzadamente pausada. Tu mirada inteligente, furtiva. Tu boca callada. Tu cerebro racional.
¿Seguir aguantando? ¿Dejar la rabia correr? ¿Ser gota en el mar y grano de arena en el desierto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario