Dedicando el tiempo a dejar pasar el tiempo. Madurez fuera del alcance de la mente

lunes, 2 de abril de 2007

Primaverando


Otro domingo más vuelvo a la ciudad en donde vivo, vuelvo a mi vida; sí, es como si tuviera dos vidas, yo aquí soy muy diferente de yo en casa de mis padres, los escenarios y los actores son tan distintos que yo me vuelvo distinto, y en ambos escenarios mi yo interior es el mismo y en ambos escenarios disfruto o al menos lo intento; esta dicotomía es interesante, si tienes dos mundos, siempre te puedes agarrar al otro si uno zozobra.
Cojo el coche y algo es diferente, ya lo fue el domingo anterior: el sol próximo a ocultarse en el horizonte se refleja en mis retrovisores y yo no sé si admirar lo que se ve a través de ellos o centrar mi atención en las líneas que delimitan la carretera. Han cambiado la hora, llega la primavera.
La primavera lo inunda todo de calor, de color, de vida. Las perdices vuelan juntas de dos en dos, los riachuelos cantan alegres con el agua del deshielo, las matas de arañones se vuelven blancas por sus miles de flores, inundan el ambiente de un plácido aroma. Imaginaros ser primavera, qué responsabilidad, y si lo haces peor que el año pasado y si no te superas una vez más.

3 comentarios:

Yo dijo...

Hombre, aunque no dudo que mirar la puesta de sol pueda resultarte más interesante, yo optaría por centrar la atención en la carretera... XD

Esto... perdona mi incultura... pero... ¿qué son arañones?

Zaca dijo...

Intento abarcarlo todo, pero no puedo; he descubierto que las bandas sonoras de los laterales de la autovía son salvavidas.
Arañones, pacharanes, endrinas,... esos frutillos de un negro azulado con el que hacen pacharán.

Anónimo dijo...

Ahm, gracias ;)