Empuño una raqueta en lugar de una hoz, una azada o una espada; corro para mantenerme en forma en lugar de tirar de un arado o detrás de una presa; si estoy delgado me siento mejor y no te digo nada si se marca la tableta de chocolate. ¿Estamos locos?
Lo peor de todo es que he comprobado que el mango de la raqueta deja menos callosidades que el de la hoz o la azada; y que sudar corriendo es más divertido que cansarse vendimiando o recogiendo piedras. De todas formas creo que perseguir a una presa sigue liberando más catecolaminas por segundo que simplemente ir a correr. ¿Somos animales perezosos?
Los almendros ya están en flor, el geranio se ha helado durante el invierno. ¿El trabajo queda y lo divertido se evapora?
Busco compañeros que compartan callosidades.